Me alcanzó tu luz
Y elijo persistir en este amor sereno y lejano
Que me incita a querer primaveras fecundas
Vivo en las marcas que hay en tu frente,
pliegues que quedan forjando caminos.
Vivo en la curvatura de tu cara,
en el tabique largo de tu nariz.
Vivo,
renazco a diario en el pliegue de tu sonrisa,
en cada arruga de tu piel,
en cada surco limado, batallado a la vida,
en las canas de tus cabellos,
emblemas de agostos con cosechas fértiles;
en el vello juguetón de tu pecho,
y el de tu espalda…
Renazco y vivo
respiro y florezco.
Me alcanzó la luz de tu alma
y puedo sentirme plenamente equilibrada en el trayecto.
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