martes, 28 de junio de 2011


Envuelta en la piel de tu sonrisa planeo en el aire enigmático que me das.
No veo fronteras sintiendo lo dulce, no veo barreras que me puedan impedir disfrutar de los instantes  en que te puedo sentir.
Presa en ti, en tu algarabía de primavera florida, torbellino de cascadas maduras que me entregan cañaverales dulces.
En ti perdida, en la curvatura de tus ojos, ojos bulliciosos de costillas invariables para afirmar mis sueños de los que eres el dueño y el inspirador
¿Cómo dejo de sentir en el espacio de tu voz el verso  meloso, el vértigo  dulce de suave cadencia al despertar.   El corazón se encarama para cantarte coplas que las tejo en la cabellera esponjosa del viento y te las hago llegar.
Envuelta en tu dulzor de verano cálido de promesas prisioneras del tiempo y soles encandilantes. Notas fragantes, florales en mi vestido, en  mi camino, en mis espacios, en mis tiempos que los comparto sentada a tu vera.
En violeta y blanco mis sueños viajan, acompañados, rodeados, desparramados, en la huella de tu luz presos,  en tu ventolera de pigmentación sublime y eterna.

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