viernes, 14 de diciembre de 2012

Un deseo...





Que el camino de la luz algún día nos una…
que permita perdernos en los ojos las curvaturas de los deseos,
que podamos converger las manos en los poros,
potenciar los besos en las espaldas para llevarnos siempre cabalgando,
 fijar en las bocas rosarios de palabras que acaricien
alrededor de las cosas sencillas que brotan desde el alma,
desde el sentimiento que nos une;
Que el camino de la luz ilumine nuestros rostros
 que tu melodía y mi canto se unan para tararear  el vuelo del universo,
de este universo perfecto que nos cobija
en el compendio de espacio que nos entrega para venir a vernos,
a vivir un calendario más, inmersos en estos cuerpos corruptos;
Yo no sé de fatigas, sé que tú tampoco,
porque el sendero del aprendizaje es lento y vertiginoso
y el regreso a la luz que nos creó es, juntos…
No concluye el amor que te profeso
desde el instante que mi luz se completó con tu luz…
pero el viento de la vida y sus instrucciones es esquizofrénico
 en sus partituras
no entrega algo de lo que pueda aferrarme y seguir sin miedo
sin temer a perder el murmullo de tu voz engranada…
Yo amo en ti el tinte rojizo de tus besos madurados
que enarbolan música en la piel de mis instintos cedidos
a tu herencia vehemente,
irregular y carente de subterfugios baratos.
En el hogar que hay en mi corazón habitas, radicas infinito de color armónico…

miércoles, 1 de agosto de 2012

Trasciendes..











Quedé prendida, hechizada en el arco de tu sonrisa, en el vuelo espiral que haces sin prisas porque todo en ti tiene razón de ser,
quedé enamorada de la luz que tu mirada emite cuando me  miras silente y me dices “que bella estás”
porque ni un ave rapaz puede robarme la caricia que tu eterna sonrisa
me trasmite y  energiza como volcán en erupción,
enamorada de los deslindes brillantes que tiene tu postura de amante
que llena vacíos y fríos que en el pasado quedaron,
mis manos,  mi piel, mi alma te amaron desde el mismo instante que tu luz encandiló
los  silencios y oscuridades en las que estuve olvidada…

martes, 24 de julio de 2012

Fabricante 1





No sé por qué ni para qué siento lo que siento
Sólo sé que si lo dejo de sentir desaparezco…sangre en mis venas, aire en mis pulmones, luz en mi alma para crear, tu ser, enredado en la elipse de mi corazón que late en perfecta sincronía aún en la lejanía de nuestros cuerpos…

viernes, 22 de junio de 2012

Llévame.

Llévame en tus pensamientos para no sentir este frío que se vino a instalar en mi ventana
trasládame  en tu retina para no encontrar el hielo en mi cama,
cárgame en tu boca para no encontrar los silencios habitando mis caminos,
transbórdame a tu corazón para quedarme dormida  en tu pecho sin miedo al vivir sin ti cerca.









martes, 20 de marzo de 2012


Tengo en el alma un susurro  que nutre mis horas de energías dulces para seguir, se instaló una tarde de mayo cambiando mis oscuros senderos por caminos  fértiles en donde puedo respirar sin miedo a vivir…

miércoles, 8 de febrero de 2012

Para que puedas venir...Te regalo el tiempo que camina perezoso por las estaciones de esos andenes sin pasajeros para que lo tomes, lo domes y vengas a compartirlo conmigo a este desierto que se transforma en fértil vergel cada vez que tu sonrisa se detiene a darle cuerda a mis relojes inconclusos, relojes imperfectos que alcanzan su grandeza cuando tu tibieza reposa en mi almohada...

La luna de febrero desde mi ventana.



Después de este tiempo, al final del día mi elección sigue siendo que la luz de tu sonrisa alumbre mi camino. Tú eres mi luz. Mi guía.

Atardecer en mi balcón.

Amo el  lugar a donde me llevas cada vez que tu mirada pinta en mi alma, con colores brillantes, instantes  y emociones dulces...


sábado, 28 de enero de 2012

La joya.





La joya.


La invitó a seguirlo. Ella aceptó porque sintió que tener familia era un paso que era tiempo de dar. No fuera a ser cosa que se le pasara el instante vagabundeando sin echar raíces. Él le regaló una joya para que usara en su muñeca. Ella la recibió con alegría. Eran perlas extraordinariamente blancas. Le hizo ilusión tener algo tan bello y de tanto valor en sus manos.
Con el paso de los años las perlas dejaron de ser tan inmaculadas y pedieron el color. Se volvieron de un color miel que a ella le decepcionaba ver. La guardó en algún cajón. Cierto día se encontró con ella y decidió botarla. Las miró con ternura por lo que significaban. Por la alegría con la que un día las recibió, y vio con sorpresa que, en el contorno de la unión de cada una con la otra tenían diamantes que brillaban de forma portentosa. Ella nunca los había visto. También reparó en que, el color de las perlas, era del tono de los ojos del hombre que se las había regalado. Del matiz de los ojos del hombre que la había invitado a caminar a su lado. Ella quiso ponerlas de nuevo en su muñeca pero con tristeza vio que la hermosa joya ya no le quedaba.