Que el camino de la luz algún día nos una…
que permita perdernos en los ojos las curvaturas de
los deseos,
que podamos converger las manos en los poros,
potenciar los besos en las espaldas para llevarnos
siempre cabalgando,
fijar en las
bocas rosarios de palabras que acaricien
alrededor de las cosas sencillas que brotan desde el
alma,
desde el sentimiento que nos une;
Que el camino de la luz ilumine nuestros rostros
que tu melodía
y mi canto se unan para tararear el
vuelo del universo,
de este universo perfecto que nos cobija
en el compendio de espacio que nos entrega para venir
a vernos,
a vivir un calendario más, inmersos en estos cuerpos
corruptos;
Yo no sé de fatigas, sé que tú tampoco,
porque el sendero del aprendizaje es lento y
vertiginoso
y el regreso a la luz que nos creó es, juntos…
No concluye el amor que te profeso
desde el instante que mi luz se completó con tu luz…
pero el viento de la vida y sus instrucciones es
esquizofrénico
en sus
partituras
no entrega algo de lo que pueda aferrarme y seguir sin
miedo
sin temer a perder el murmullo de tu voz engranada…
Yo amo en ti el tinte rojizo de tus besos madurados
que enarbolan música en la piel de mis instintos cedidos
a tu herencia vehemente,
irregular y carente de subterfugios baratos.
En el hogar que hay en mi corazón habitas, radicas
infinito de color armónico…